En el instante del amanecer
En el instante de amanecer, la llegada del sol aspira la luz del paisaje. Como una ola que va a romper, que succiona el agua de la orilla para impulsarse, elevarse de puntillas y romper con más fuerza sobre la arena desnuda, como la cantante que inspira el aire que portará la estrofa más lírica del lied, la llegada del sol drena la luz que había antes de su llegada.
Luz que no ilumina, luz que sustrae luz.
En ese momento en suspenso, antes de romper la ola, antes de sonar la voz, detenidas se miran la oscuridad y la luz como como amantes que nunca se podrán abrazar. Si eleva su mano, las puntas de los dedos de la oscuridad desaparecen en la luz dorada que acaricia las crestas de los árboles como la mano amante acaricia el pelo del amado dormido, que despierta a una sonrisa de luz delicada que se extiende por el cielo.
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