La última imagen
Seguramente esta sea la última imagen objetiva que te tomé antes de tu último definitivo ingreso en el hospital, al día siguiente. Me gusta la presencia discreta de la lluvia y la aparente falta de intención en el gesto. Llovía como si el cielo ya viera que te ibas. Pero no porque lloviera íbamos a faltar la cita, ni hacía falta la intención. He necesitado sesenta años para entender qué son una madre y un hijo, y lo sigo aprendiendo, algo que tú ya sabías antes de que yo naciera.
No faltaré nunca a la cita, aunque siga lloviendo y los pájaros te echen de menos.
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