El espíritu es la naturaleza invisible. La iluminación
Un pequeño no credo. No hay alma, no hay espíritu, no hay dioses, no hay ser esencial, no hay conciencia universal, no hay nada más allá del mundo físico, no hay trascendencia, ni valores. No hay nada más allá del tiempo y del espacio, ni niveles o estado superiores de conciencia. No encontrará evidencia de nada de esto que no sean sus creencias subjetivas compartidas o no.
No digo que no exista nada inmaterial, claro que hay inmateriales. El amor existe como función y casi destino humanos, existe el color incluso como qualia, sólo está en su mente pero sabemos mucho de cómo surge, lo que es, y las leyes objetivas y universales que obedece. Hasta los sueños existen, y no está lejos el momento en que se puedan filmar [haciendo realidad la película de Win Wenders].
No vale decir que hay cosas que desconocemos. Los buscadores de la energía y materia oscuras no consultan con chamanes, ni rastrean entre los libros sagrados. Y seguro que lo que encuentren será tan mágico y maravilloso, inesperado, sugerente como el mejor cuento de hadas. Lo desconocido también tiene sus reglas. El universo es todo cuanto hay, y el ser no es nada arbitrario, es muy complicado ser. Tanto que todo lo que es no deja de ser un milagro si se me permite decirlo.
Y lo bueno es que no necesitamos almas ni seres esenciales, ni dioses. Todo lo que nos puede decir la mística vale lo mismo sin ellas ni ellos. La naturaleza tal cuál es puede satisfacer cualquier necesidad de magia, transcendencia o misterio que necesite. Para conocer nuestro ser, para encontrar nuestra verdadera naturaleza no tenemos que revestirla de una entidad sobrenatural. Es una aventura fantástica en sí misma, toda una aventura por los laberintos del cerebro. Un sólo átomo ya es un circo de maravillas. Nada como la naturaleza física y concreta para darnos una insuperable sensación de unidad. Si le hiciera falta piense en la función de ondas del universo, en el entrelazamiento de partículas encantadas de conocerse sin haberse conocido nunca, de las partículas que no son idénticas sino indistinguibles. ¿Necesita más? [1] Maravilloso siempre Alan Watts cuando dice que yo no soy más que un aquí del universo.
Toda la mística que necesite puede salir de la idea de conciencia, tal como hablamos en otra entrada de este blog. Conciencia como función del cerebro que observa nuestros estados internos, sensaciones y pensamientos, y toda aquella actividad cerebral de la que tenga sentido tener noticia. Use esta conciencia para observar su estado interno, conciencia testigo.
Se trata de inhibir una parte de ese bucle interno que decíamos que constituye la conciencia. Usamos la parte del bucle desde el individuo a la conciencia, esto es, la observación, el darse cuenta. Inhibimos la parte que va desde el darse cuenta al individuo. Esa parte es la más nociva, por ser la que juzga, la que siente agrado o desagrado, la que habla del bien y el mal, y por tanto la que abre la puerta del sufrimiento. Esto es lo que viene a ser la meditación.
Si se queda en la mera observación, enseguida notará que todo en usted sucede por sí mismo, que usted no es el agente de su vida interna. Su idea de usted se irá difuminando, de momento como mero espectador, pero tardará poco en ver que la observación sucede también por sí misma, que el espectador no es más que otro invento irreal de la mente. Se desligará de sus pensamientos y creencias que observará desde fuera, que ya no serán usted mismo, sino relatos e historias ajenas, banales y arbitrarias, mecanismos internos que necesita su cuerpo para cumplir sus objetivos vitales, sobrevivir y reproducirse.
Renegando de sus historias usted se sentirá libre, anclado en el presente, sin remordimientos del pasado ni temores del futuro, libre del presente y pasado como construcciones mentales interesadas genradas en el bucle completo de la conciencia. Disfrutará de un mundo libre de sus prejuicios, más allá del bien y del mal, libre de sus intereses egoístas y de la tiranía de sus deseos, que ya no son suyos. No luchará contra el mundo ni el destino, no querrá que el mundo sea de una determinada manera, no querrá cambiarse a sí mismo, lo contemplará todo maravillado, lo más cerca posible a como es que nos permiten los sentidos. Como dice alguien, no es que la realidad sea cruel con nosotros, sino que nos comportamos como auténticos tiranos con ella, la criticamos constantemente y no la aceptamos como es.
What do we actually see? Look at a leaf. You see a color, green, and a texture. You see size and shape, and from the general visual context you see how far away it is. Have you seen light? No, you saw the leaf. Look at the moon. Did you see light? No, you saw the moon. Then what is light, where does it enter the picture? Perhaps you think of a ray slanting through the air of a smoky room, but a moment's thought shows that what you are seeing is smoke. Is there really any such thing as light? Of course there is, for you can't see without it. Is light invisible? At night, in clean air, look across the headlight beams of a car. Light is there, but you look through it without seeing it.
Then what can be said about light? [Among the first theories of light and vision] Aristoteles's theory comes closest to accommodating light, but when we have been told that it is the activity of what is transparent, we feel like someone who expected dinner and has been given a salted peanut. What kind of activity?
[1] Mis compañeros de aventuras en el yoga y similar son suspicaces de mi vocación y práctica científicas, y de vez en cuando parecen reclamar alguna prueba de fe. Les digo entonces que nada hay más increíble, fantástico y mágico que la naturaleza física. Espíritus, ángeles o almas, conciencias universales y el uno sin segundo nunca podrán estar a la altura de fascinación de lo que es, lo que realmente sabemos que es.
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