Solesiendo


La soledad no es un estado, no es algo que me pase, es algo que soy. Su forma más delicada es cuando ni siquiera estoy yo, cuando mis deseos, pensamientos, me son ajenos. Entonces se abre una paz oscura y cálida que no necesita nada, que lo entiende todo, que lo ama todo. Entonces todo está al mismo nivel, a la misma distancia, el universo y yo son lo mismo, los demás y yo todo lo mismo, y de mi solo queda el gozo de contemplar.  








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