Etiquetas
Adoro tu calma, me da tanta paz verte cada vez que nos encontramos. Imagino lo poco que te preocupa el futuro, o los errores del pasado, las relaciones, el quedar bien, el ser querida “como vaquita”, tu reputación “en calidad de” mamífera, no necesitas “ponerte en valor”.
Seguro que no me reprochas nada cuando me ves.
Hasta llevas tu etiqueta colgada de la oreja como una pura excentricidad surrealista, tan poco te importa. Nosotros llevamos nuestras etiquetas bien dentro y con orgullo, géneros, ideas, valores, educación, preferencias: yo soy de las que....yo siempre....yo nunca.....a mí me gusta......soy de los que piensan que.....Las obedecemos, incluso pensamos que mostrar nuestras etiquetas es “encontrarnos a nosotros mismos”, como si hubiera algo que encontrar. Nos reducimos entusiastas a ser una mano de naipes repartidas por el azar, amamos nuestra jugada aleatoria, estamos orgullosos y apostamos. Disfrutamos de una ilusa individualidad única en una unión accidental de átomos que dura poco más que los de una nube, pero menos blanca, menos ligera y menos bella.
Tú no necesitas encontrarte a tí misma, no necesitas ser fiel a ti misma. Quiero quitarme etiquetas, y si alguna no puedo la llevaré en la oreja. Queriendo ser simplemente lo que simplemente no puedo dejar de ser, me acordaré de ti.
Las ideas vienen a posarse en mi por error; luego, reconociendo su error quieren salir a toda costa. No sé de dónde vienen ni cuál es su valor, pero, por si acaso, no me siento con derecho a impedir ese proceso. Simone Weil.
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