Intrusiones


Decía George Steiner que somos invitados inopinados, impertinentes, en la casa del ser. Hay una leve queja pasiva y derrotada en este reconocimiento. Una cita de Julio Cortázar, que no acabo de recordar, tiene un tono más afirmativo. Habla de intrusión en una fiesta a la que no estamos invitados, en la que disfrutamos de comida, bebida y compañía, hasta que los guardias vienen a echarnos, y mientras lo hacen mantenemos una dignidad irreverente y desapegada. Saberse ajeno y provisional hace que se disfrute más. 


Creo que esta imagen de Cortázar da claves para entendernos cuando sentimos que ocupamos un sitio que creemos no merecer. Y que esa sensación tiene en sí misma la clave para ser desmontada.


Sufrir por creer que no se está a la altura es admitir que hay alturas, que hay reglas precisas y justas por las que se reparten las invitaciones, que se han de aplicar a todos, a los demás y en particular a uno mismo. Es admitir que hay un sitio para cada uno y que cada uno tiene su sitio, según un acreditable sistema de castas y clases. Nos juzgamos a nosotros mismos lo mismo que podríamos juzgar que otros no están a la altura, y si aplicarlo a los demás nos puede parecer violento también debería parecerlo al aplicarlo a nosotros mismos.


No quiero vivir en un mundo así, no quiero participar en ese juego. Me gusta la imagen de Cortázar.


No hay problema en admitir que haya otros mejores que yo, para cualquier cosa. Sin ningún dolor, ni remordimiento, ni sentimiento de culpa. Es una mera cuestión estadística. De haber escalas, alguien tiene que estar en las inferiores, ¿por qué no yo?¿por qué desear que sea otro? 


Y ya que estamos, algún espacio he de ocupar, el que solo puedo ocupar yo. Sin predestinaciones, porque no hay ningún lugar que sea el mío, básicamente porque no hay ni yo ni mío.  Lo mismo se aplica a nuestros supuestos logros, méritos, o valores. No son míos. 


Ya que tengo que estar en algún sitio ¿por qué no estar ahora donde estoy ahora? Si tengo que ser un yo máscara/personaje, ¿por qué no admitir que ser lo que soy ahora es la mejor posibilidad? Incluso quizás sea la única posibilidad. 


Ningún sitio es mi sitio. Y por eso puedo estar bien en cualquiera. 





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